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Cuando la pelota está en un segundo plano

El Fútbol Infantil es una etapa de desarrollo y aprendizaje. Para Gabriel Cufré, Coordinador del Futbol Infantil, estas pautas guían el trabajo de profesores y técnicos.

miércoles 30 de abril, 2008
Fernanda Insaurralde

La formación de un jugador incluye su desarrollo físico y mental. Es por eso que la educación resulta de vital importancia. A cada uno de los cerca de 300 niños que concurren a El Bosquecito, espacio en el que entrena el fútbol infantil, se les inculca la importancia de estudiar.

Pues como afirma Gabriel Cufré, Coordinador de las Infantiles, “el desarrollo de la mente no va por lo físico”.

Para nosotros es muy importante el boletín y lo que nos dice la maestra para ir descubriendo la personalidad del chico”, afirma Cufré, quien además resalta la importancia de que los niños sepan leer, escribir y resolver cuentas matemáticas.

Sobre estas premisas trabajan los formadores de jugadores que conforman el plantel de entrenadores del fútbol infantil, donde lo deportivo pasa a un segundo plano cuando de trabajar con niños de 6 a 13 años se trata.

La base del trabajo que se hace con los chicos es a nivel juego, es tomar el deporte como un juego”, agrega Cufré, quien a la hora de enumerar las condiciones que un jugador de esa edad debe tener para calzarse la camiseta de Gimnasia, el amor al club y la pasión por defender los colores de la institución se ubican en un primer plano y no se negocian.

Pero lamentablemente, el trabajo de los entrenadores no pasa sólo por educar y formar futbolísticamente a los Lobitos. Muchas veces los padres traspasan su rol de espectadores e interfieren en el trabajo de los formadores.

Nosotros les pedimos a los padres que apoyen a los chicos, que si uno se equivocó no se lo vuelvan a decir. Para corregir los errores estamos nosotros”, remarca Cufré. Además afirma que si los grandes se equivocan, por qué los chicos no lo van a hacer.

Teniendo en cuenta que los niños comienzan a entrenar desde los 6 años, la tarea futbolística con los más pequeños se basa en que cada niño pueda entender cuáles son las partes de su cuerpo que necesita para jugar.

Pero sólo el desarrollo físico y mental los llevará a definir la posición que ocuparán en la cancha. A ellos, lo único que se les pide es que jueguen y se diviertan.

Hay un objetivo que guía todo el trabajo y se basa en lograr que cada uno de los jugadores que pasa por las infantiles ame los colores. “Si nosotros podemos inculcarle al chico que empiece a jugar por la camiseta, va a querer siempre al club, entonces tenemos que aprovechar esa idea”.

El hecho de que los niños empiecen su formación desde edades tempranas provoca una conjunción positiva entre educadores y entrenadores y nunca se debe olvidar que en esta etapa, el fútbol es un deporte pero fundamentalmente un juego.